carlos101008
Mensajes : 75 Fecha de inscripción : 28/05/2012 Edad : 42 Localización : Carcaraña (Santa Fe)
| Tema: Los Ovnis,Los Militares y el Poder Lun Jun 18, 2012 8:58 pm | |
| En documentadisimos trabajos y obras de investigadores y periodistas que han tratado el tema Ovni se halla profuso material sobre los devenires no siempre felices de la relación entre los No Identificados y los Militares. Dado que desde el principio de esta historia la irrupción del fenómeno (sea cual fuere el origen que se le dé) creó una preocupación en la defensa de las naciones no es extraño que gran parte del problema haya sido trasladado a los Ministerios de Defensa y a los Militares en general. Si a ello agregamos que la mayor parte de las apariciones han comprometido el espacio aéreo de los países, más decisiva tiene que ser la participación de las Fuerzas Aéreas. Sin embargo no podemos olvidar, sobre todo en los países más desarrollados, que la actuación castrense en este tema nunca ha estado desligada de una corriente política y de gobierno. Ni los Militares ni sus cúpulas han hecho nada con la información sin respetar las directivas del poder político. Para analizar esta situación no debemos perder de vista ese marco de referencia que involucra a la política, a la geopolítica y a los grandes intere$e$ globales en sus diversos tiempos e intensidades porque allí esta la clave para entender la actitud castrense.
LOS AVIONES DE FUEGO
La segunda guerra mundial significo la madurez definitiva para los enfrentamientos aéreos entre los aliados y las fuerzas del eje. Es durante esta contienda que los primeros reportes de los Foo Figthers alcanzaron a los servicios de inteligencia de ambos bandos. Tanto en el aire, como en tierra o mar, ya sea en la conflictuada Europa como el hervidero del pacífico, la aparición de estas bolas de fuego con ¨conducta inteligente y deliberada¨ se multiplicaban. Se sabe que la sola posibilidad de ser consideradas armas enemigas obligó a las inteligencias de ambos bandos a estudiar esos reportes, y al parecer los alemanes pusieron más énfasis que los ingleses en tratar el misterio, pero algo quedo claro: esos fenómenos no respondían a potencia conocida en la contienda. Llegó a tal punto la insistencia de las denuncias que el Oberkomando der Luftwaffe creó el Sonder Buro 13, cuya actividad recibió el nombre cifrado de ¨Operación Urano¨, grupo que estaba compuesto por oficiales de la aviación, ingenieros astronáuticos y consejeros científicos. Este primer organismo comenzó a reunir informes que ya estaban en poder del Alto Estado Mayor para analizarlos. No vamos a explayarnos mucho sobre el particular, el tema de los aviones de fuego es bien conocido por los seguidores del tema Ovni, pero sí, hemos de tomar en cuenta que las comisiones creadas en el seno de la inteligencia alemana y también británica - dirigida por el Teniente General Massey- permitieron tener un conocimiento indudable de estos fenómenos mucho antes de la Guerra Fría por lo que la contienda de Europa y el Pacífico no concluyeron sin que los militares y los gobiernos tuvieran referencia de los Ovnis, aunque para entonces ni esta sigla ni la palabra ¨plato volador¨ significaban algo. Estos fenómenos también se hicieron presentes en la Guerra de Corea en pleno conflicto entre la Unión Soviética y los Estados Unidos de América. No es raro, entonces, que los militares se mostraran interesados en el particular a pesar de los diferentes conflictos que requerían de su atención. Si los reportes sobre avistamientos a partir de 1945, con el inicio de las Guerra Fría, pudieron en principio suponer una irrupción tecnológica del bando contrario, las evidencias, el creciente espionaje y la lógica del análisis apoyada en estas experiencias de la segunda guerra, debieron aceleradamente dar cuenta a los analistas militares que estaban ante ¨otra cosa¨, aunque la excusa del ¨enemigo¨ servía para reservar la información y dar mayores presupuestos para las actividades de seguimiento y espionaje. Lo que no se esperaban los militares y los gobiernos de ningún país, y en especial de los EE.UU. es que al finalizar la segunda guerra estos fenómenos se lanzaran en oleada por todos lados ante los atónitos ojos del pueblo, entorpeciendo mortalmente los esfuerzos por mantener en reserva la información. Cuando las preguntas de la gente empezaron a tornar irrespirable el aire de las oficinas del Pentágono la prensa y los investigadores tomaron cuenta de algunas iniciativas que la Fuerza Aérea había desarrollado para estudiar a los Ovnis. En esta coyuntura, el 30 de Diciembre de 1947, el Secretario de Estado de la Defensa James Forrestal firma el decreto por el cual se crea el Proyect Sign, con sede en Wright Paterson ( Ohio), aunque se le conoció también como Proyecto Platillo. Al parecer los informes recopilados, y en particular del personal militar se hicieron profusos e inquietantes, casi inconvenientes, por lo que el 11 de Febrero de 1949 el Proyect Sign fue reemplazado por el Proyect Grudge ( rencor, animosidad). Algunos de los oficiales encargados de reunir y relevar información fueron llamados al orden y con el comunicado del 24 de Abril de 1949 debían reintegrarse a sus unidades para comenzar con una nueva política: Un personal muy reducido se limitó a recibir y clasificar los testimonios y tras ¨un minucioso exámen ¨el 23% de los fenómenos que permanecían inexplicados quedó reducido a una cifra casi inexistente por la sección de psicología de la nueva comisión. El mensaje al pueblo: nada se había visto, los ¨platos voladores¨no existían.
UN PROBLEMA CANDENTE
Varias son las comisiones que fueron creadas en el ámbito de la fuerza aérea americana subsidiarias del Proyect Grudge como el Proyecto Centellante que pretendía estudiar las ¨bolas de fuego verde¨ que empezaron a irrumpir el escenario luego de las explosiones nucleares. La guerra de Corea vendría a acallar todo el asunto. Para 1950 la agencia Gallup, instituto de sondeo, publicó los resultados de una encuesta donde se afirmaba que el 92 % de los americanos creía en los ¨Platillos Voladores¨. Y para 1951, como los informes seguían acumulándose, el Comandante General Charles P. Cabell, director del servicio de información del Estado Mayor del Ejercito del Aire, dio órdenes verbales para que el Cuartel General del Aire revisara todo el asunto, designándose al comandante J. Ruppelt como director de este trabajo. Se creó un consejo consultivo, el Proyect Bear, integrado por técnicos y científicos en varias disciplinas. La comisión se desarrolló, se multiplicaron los informes y sus análisis resultaron más profundos. Con la creación del ¨Bera¨ Rupllet formó un grupo de consejeros científicos fuera de la comisión con los hombres que visitaban periódicamente el Proyect Grudge, constituyendo en poco tiempo el GOC ( Ground Observers Corps), una verdadera red de observadores de Ovnis. Pero en Marzo de 1952 el Grudge es reemplazado por ¨Proyect Blue Books¨ o Proyecto Libro Azul. Ruplet, tras haber presentado un informe sobre los UFOs al comandante general Samford, asumió la dirección de esta nueva comisión. Los poderes del Blue Book fueron acrecentados notoriamente con un oficial de enlace en el Pentágono, contactos directos con las bases aéreas, los observatorios astronómicos y la estaciones meteorológicas, etc. Hasta entonces los intentos por tranquilizar a la población habían fracasado estrepitosamente. Todo el mundo hablaba de Ovnis, las revistas de más tirada, hombres prominentes de la política, militares, científicos, sumados al gran debate sobre los No Identificados. Rupllet se hallaba más partidario a su existencia que a cualquier intento de negación en medio de una oleada de observaciones. Tanto es así que el 25 de Julio de 1952 un comunicado oficial de prensa dice: ¨El Departamento de Defensa ha ordenado a los pilotos de caza derribar a los Ovnis Que desobedezcan la orden de aterrizar.¨( Washington Daily News). El 29 de Julio de ese mismo año un portavoz de la USAF dijo en parte de la lectura de un comunicado: ¨No podemos saber de manera cierta si se trata de visitantes llegados de otros planeta o de un país extranjero, pero, a nuestro juicio, estamos ante fenómenos físicos que en actual estado de la ciencia, somos incapaces de explicar.¨ Para agosto del mismo año se tomó la decisión de estudiar las maniobras Ovni para determinar si estaban pilotados por seres inteligentes. Y 1952 termina con un comunicado a la prensa que firmaron el Presidente Truman, el secretario de Defensa Louis Johnson y el presidente de la Comisión de Energía Atómica: ¨esos fenómenos aéreos inexplicados no son ni un arma secreta, ni un cohete, ni un nuevo tipo de avión experimentado en los Estados Unidos¨.
EL CIRCULO SE ESTRECHA
Pero para enero de 1953 se reúne en el Pentagono la comisión conocida como El Gran Jurado, bajo la presidencia del Dr. H.P. Robertson, profesor de física teórica. Su conclusión de ¨cinco días de trabajo¨ se conoce con el nombre de Rapport Robertson ( Reporte Robertson) que con la ayuda de otros notables y los tres miembros de la C.I.A., Marshal Chadwell ( asesor científico de la Central de Inteligencia), Ralph Clarck y Phiplip Strong, junto al doctor Joseph Allen Hynek, consejero científico del ATIC ( quien rehusó firmar el informe) dieron un golpe certero a la corriente favorable de aceptación Ovni. El mayor Dewey Fournet presentó un estudio de las maniobras de Ovnis y concluye que se trataba de ingenios interplanetarios, sin embargo en las últimas sesiones dedicadas a redactar el informe final, y en el momento preciso en que debía definirse la política futura frente a los Ovnis, intervienen los agentes de la CIA y piden que poco a poco se vaya apagando en el espíritu del publico ´el aura de misterio¨ que rodea a los Ovnis; que los servicios de la USAF procedan a un silenciamiento sistemático pues se argumentaba que durante la oleada de 1952 se habían abarrotado los circuitos de comunicación y de información en plena ¨Guerra Fria¨ atentando contra la seguridad de los Estados Unidos. La USAF apoyó la demanda, y así los Ovnis pasaron a la categoría de fenómenos explicables recomendándose al pueblo norteamericano tratar de distinguir bien lo que ve. Sobrevino entonces una serie de reglamentaciones especiales tendientes a desinflar el tema en todos los ámbito. Restricciones diversas que como la JANAP-146 consideraba como ¨un crimen sancionable con prisión de hasta 10 años y multa de 10.000 dólares, a quien divulgue, a nivel de base aérea, cualquier información sobre un caso no identificado¨. Los pilotos de las líneas comerciales estaban involucrados en esta norma. Los informes se redujeron a su mínima expresión, primero bruscamente y luego en forma progresiva. Y como las dificultades de la USAF fueron decreciendo su servicio de psicólogos sometió al publico testimoniante a un verdadero lavado de cerebro. La persecución llega a la disolución de la entidad civil International Flying Saucer con la prohibición expresa de editar su publicación Space Review. En ese mismo año el capitán Ruppelt abandonó su cargo de Director del Blue Book y fue reemplazado por un ¨soldado de primera clase¨. Luego de muchas otras historietas y maniobras se reuniría la comisión Condon para tratar de dar de un plumazo un decreto de muerte a los Ovnis ante la opinión publica.
LA TRAMA OCULTA
No es extraño que desde la creación de la CIA el tema de los Ovnis sufriera un aislamiento que presionó a las propias cúpulas de la USAF y delineó nuevas funciones para ella en lo que respecta a los UFOs. La política de silencio intentó disuadir a la opinión publica que no había de que preocuparse. La CIA nació con una fuerza especial para la política interna y externa de los EE.UU. Si bien cada fuerza militar poseía su propio grupo de Inteligencia, y en verdad existen y existían en ese momento varias agencias dependientes de diversas estructuras del estado americano, la CIA venía a convertirse en poder supremo en un contexto geopolítico especial, con el suficiente peso para intervenir decididamente en el asunto Ovni casi al momento de su nacimiento institucional. La obra del fallecido Andreas Faber Kaiser ¨Documentación y Memorandos¨ y ¨OVNIS: el archivo Secreto de la CIA¨ demuestra con un abundante y documentadisimo material la acción global de la Central de Inteligencia Americana sobre la temática, realizando estudios, vigilando a los investigadores y disuadiendo a los testigos. ¿ Por qué? Todo ello demuestra que para el gobierno y sus dependencias castrenses y de inteligencia los No Identificados eran considerados no como ¨una falsa alarma¨ sino como algo real y de gran peso. La disuación y sus idas y venidas no hacen más que confirmar ese interés, y solo en apariencia parece ser desordenado, contradictorio y cambiante.
DETRAS DE LA ESCENA
Si estudiamos con cierto detenimiento la época en que los Ovnis irrumpen en la sociedad con toda su fuerza encontraremos un mundo en pleno alineamiento, lo que ha de incidir con fuerza en el destino de los fenómenos en cuestión, aún en nuestro días. La segunda guerra mundial significó un nuevo escenario. Dos bloques perfectamente definidos en oriente y occidente que concentraban fuerzas en dos ejes contrapuestos. La guerra no fue una causa de ello, sino posiblemente su consecuencia. Estados Unidos perfilaba ya un liderazgo creciente en el ámbito internacional y una tierra promisoria para grupos económica y políticamente poderosos fuera de la convulsionada y peligrosa Europa. La amenaza del crecimiento soviético en el este supuso que el auge del Nazismo en Alemania serviría de barrera de contención, aún con sus ambiciones desmedidas, por lo que contaba con la simpatía de empresarios y hombres fuertes de la política americana antes del inicio del conflicto. Ello permitía suponer al propio Hitler que sería posible, incluso, una alianza con Inglaterra que diera vía libre a sus pretensiones de conquista, garantizando el aniquilamiento soviético como un pacto tácito. Una serie de negociaciones secretas se habían llevado a cabo para dar vía libre al crecimiento industrial y armamentista alemán; esas negociaciones siguieron una vez comenzado el conflicto y dada la desconfianza generada por el delirio enfermizo de Hitler, estos grupos intentaron que Himler, segundo en poder, desplazara al Fürer y tomara el control, cumpliendo militarmente los fines que estos negociadores pretendían, su avance sobre Rusia. Entre estos entuertos de inteligencia encontramos en su juventud a uno de los hombres más influyentes de los Estados Unidos, el desaparecido Allen Dulles, Director de la CIA y miembro de una también influyente familia en la historia norteamericana. Su abuelo, el general John Watson Foster fue Secretario de Estado en el Gobierno del Presidente Harrison en 1892 y participó de la anexión de las islas Hawaii ( una verdadera maniobra colonialista), las mismas que 70 años después, el hermano de Allan, John Foster Dulles proclamaría como 51 estado de Norteamérica. Allen Dulles, durante la década de los 20 participó de algunas operaciones diplomáticas reservadas, y por una gran simpatía con Alemania fue uno de los contactos más decididos entre esta y familias influyentes norteamericanas. Sus trabajos tendían a crear un puente firme entre ellos y el Reich, y aún en la guerra intentó favorecer esa relación incluso oponiéndose a la fobia creciente de los políticos americanos hacia Alemania que a partir del hundimiento de barcos mercantes con rumbo a Europa dieron argumentos sólidos para que esta corriente terminara en la firma de la declaración de Guerra a las potencias del Eje. Mientras se planeaba la desarticulación total del aparato bélico nazi, Dulles intentaba que después de la derrota germana el nazismo siguiera en pie. Sus relaciones con empresarios y políticos de Alemania apuntaban a favorecer al Eje aun en sus peores horas. No es raro; cuando Dulles obtuvo el cargo de Jefe adjunto del Departamento de Política Actual y Correspondencia Económica, fue influenciado notoriamente por Ellis Dressel, un experto en asuntos de inteligencia sobre temas alemanes que gozaba de la confianza de los más altos funcionarios pro alemanes. Por entonces estos funcionarios y políticos compartían la creencia que las dos potencias destinadas a llevar el orden a Rusia eran Alemania y Norteamérica. En el interregno entre el final de la 1° y el inicio de la 2° Guerra Mundial Dulles ocupó varios puestos de importancia en compañías petroleras en Medio Oriente, sin abandonar sus servicios diplomático para la inteligencia norteamericana. Fue un prospero hombre de negocios y consiguió un puesto en la importante firma legal Sullivan y Cromwell, una de las más grandes de Wall Street, que prestaba asesoramiento a poderosas empresas como las Rockefeller. Esta firma fue uno de los cerebros del mundo mercantil de aquellos años y vio a Dulles sirviendo a muchos amos al mismo tiempo. Sus puestos eran estratégicos y le daban a conocer los secretos de las relaciones políticas y económicas en sus más diversas formas. Sus influencias y servicios eran requeridos y respetados en todas partes. El hombre influyente se hizo indispensable. Sus relaciones y conocimientos permitieron que ese anhelado puente entre Alemania y Norteamérica posibilitara que luego de la capitulación germana muchos notables científicos, técnicos y militares encontraran refugio en Estados Unidos al servicio de las crecientes y ya poderosas empresas del norte, oficinas de estado y castrenses, donde prestaron importantes servicios al desarrollo armamentístico e industrial, como el caso de Von Braun. Para entonces la industria bélica americana, de la mano de firmas y empresas con nombres muy conocidos, tenían un lugar preponderante. El ingreso a la guerra de EE.UU. había activado la industria, desarrollado tecnología y precisado de la participación directa de las compañías privadas. Sus relaciones gubernamentales las hicieron poderosas, ese mismo poder las llevó a subvencionar campañas políticas que ponían en el congreso a diputados y senadores que respondían a sus directivas, y por lo general tenían que aprobar los abultados presupuestos por los cuales sus Madres Empresarias se harían más poderosas todavía. Para el inicio de la Guerra Fria las empresas privadas desarrollaban tecnología para armamentos y toda logística necesaria en la conflictuada relación entre el este y el oeste. La gran maquinaria se retroalimentaba, manteniendo su justificación en la amenaza soviética, influenciando las maniobras de la política exterior americana y dando nueva forma al mundo. Esta corriente llegó a una Europa devastada y auxilió económicamente el desastre en actitud de bloque, unificando intereses y haciendo prevalecer el modelo impuesto desde Estados Unidos. El verdadero poder económico influenciaba la política del norte y concentraba fuerzas . Para ello también debía existir un brazo de inteligencia capaz de ejercer control por debajo del decreciente derecho de las naciones ante las urgencias de la bipolaridad de fuerzas dominantes. Las agencias de inteligencia que habían actuado en la guerra y lo hacían todavía en el inicio del conflicto este-oeste estaban parcializadas, actuaban localmente. Por eso desde los círculos de ese poder económico se recomendó al mando político la creación de un cuerpo de inteligencia universal, con plenos poderes. En 1947 la Casa Blanca pidió nada menos que al Sr. Dulles que presentara un memorándum consignado sus opiniones sobre las actividades del servicio de inteligencia norteamericano y la propuesta para la creación de una Central de Inteligencia . En este momento crítico el presidente Truman había disuelto la Oficina de Servicios Estratégicos, dirigida por el General Donovan, y la Agencia Central de Inteligencia creada en enero de 1946, solo era una organización temporal. Las recomendaciones de Dulles se ajustaban a las necesidades de la época: que la Agencia fiscalizara su propio personal; que tuviera sus propias asignaciones, pero con derecho a suplementar las mismas con fondos disponibles del Departamento de Estado y Defensa; tener jurisdicción exclusiva para desarrollar operaciones de inteligencia secreta; tener acceso a toda información de inteligencia relacionada con países extranjeros; ser la única agencia reconocida para actuar con servicios de inteligencias extranjeros, y proteger su personal mediante una legislación sobre secretos de estado. Un apartado especial trataba el tema de la permanencia de un Jefe de la C.I.A. por sobre cualquier cambio político. El nido de Dulles se había preparado para que él mismo presidiera la agencia de inteligencia más grande del mundo. En 1953, para la misma época que la CIA hace su irrupción en la Comisión Robertson, Allan Dulles es nombrado como parte de su estructura, llegando luego al puesto de Director con una larga permanencia el el servicio. El movimiento de pinzas de las poderosas corporaciones habían logrado su objetivo que el propio Bertrand Russell anticipara en 1930: que el próximo aspirante a la supremacía mundial sería Estados Unidos. Manteniendo su estabilidad política y jurídica estos poderes obtuvieron un verdadero paraíso territorial y constitucional. Tenían un gobierno comprometido, uno de los ejército más poderosos del mundo, y un servicio de inteligencia que salvaguardaría sus intereses de cualquier amenaza. La concentración de capitales empezó su carrera despiadada, y hasta los embajadores americanos en el mundo parecían más agentes económicos pagados por esas corporaciones que verdaderos diplomáticos. No hay dudas que, como decíamos, al iniciarse la Guerra Fria, el bloque occidental ya conocía la existencia de los No Identificados. A las abundantes experiencias registradas durante la contienda mundial en todos los frentes se podía sumar la opinión fundamentada de los nazis ahora operando para Norteamérica en distintos lugares de relevancia, el propio Von Braun manifestaba públicamente su seguridad sobre la existencia de estos objetos y seguramente su convicción tenía algo que ver con las investigaciones realizadas en Alemania con el proyecto Urano de cuyos documentos y materiales no se sabe hasta donde no llegaron a las potencias en conflicto así de la mano de sus protegidos. Por un raro designio del destino los Ovnis estuvieron presentes en los cielos y las cabezas de países y hombres que protagonizaban cambios en el ajedrez geopolítico mundial. Las experiencias, los testimonios, los proyectos secretos y los hombres que los forjaban formaban parte de un complejo entramado táctico que delineaba al mismo tiempo la forma que hoy tiene el mundo, por eso no hubo sorpresas ante la presencia de los ovnis sino inquietud, por eso inmediatamente la CIA tomó cartas en el asunto a cuenta de lo que la historia reciente de estos objetos dejaba entrever como problema de magnitud, y le dieron el tratamiento usual que daban para los más grandes y complejos problemas: ocultamiento, distorsión, desinformación. Ni la CIA ni la USAF ocultaban información por el bien de la comunidad, esas son excusas ¨democráticas¨, en verdad utilizaron el poder público para concretar sus fines, para favorecer a las corporación, para fomentar los ideales y las acciones que sirvieran su política interna y externa, y esta es parte de la historia que sirvió de escenario a lo que vendría después: un problema sociológico a escala planetaria. Los grupos económicos empezaban a concentrarse, a crear una dependencia y gravitación poderosa sobre las decisiones políticas, era el comienzo de la globalización, la ascensión de corporaciones influyentes que después de la guerra tuvieron un campo excepcionalmente fértil, representando a los valores de la política exterior norteamericana en un mundo que definía su destino ante amenazas diversas. Al extenderse el alineamiento se extendían sus terrenos de acción. Nuevos líderes, los grupos económicos, empezaban a decidir el futuro de las naciones. En ese momento histórico tan especial aparecieron los Ovnis, y por su puesto, nadie se distrajo al momento de una evaluación apoyada en la evidencia: se estaba ante ingenios desconocidos cuyas capacidades operativas no solo no eran de ninguna potencia sino que resultaban totalmente desconocidas. Estos objetos representaban una preocupante posibilidad, la presencia de una voluntad no solamente superior en inteligencia sino también en medios tecnológicos, visiblemente mucho mayores a cualquier previsión. Eran una potencia más grande que el Este y el Oeste juntos. Un problema capital operaba en el cielo, y lo peor es que no había control posible para manejar su influencia sobre el pueblo. Ni la más avanzada tecnología terrestre, ni los mayores esfuerzos de sus analistas ni sus más osados procedimientos servirían de algo ante un intento por controlar esta presencia extraña y peligrosa. Esto debía ser peor que la amenaza soviética, y hasta tanto no se tuvieran precisiones era conveniente desviar la atención del publico. Dado que el problema era global y precisaba de una acción también universal, la CIA se encargo de evaluar el tema descubriendo con tardanza que había fugas por todos lados. Las fuerzas militares, y sobre todo la USAF tenían con el tema una corriente de simpatía. Aunque sus comisiones internas habían tratado el problema con seriedad y sus conclusiones podrían aceptarse como válidas, aquello representaba una acción parcial dispuesta a tratar de responder al origen de estos fenómenos sin observar otros problemas de capital importancia como la incidencia de la información en el pueblo americano, la posibilidad de que los rusos se apoyaran en los ovnis para iniciar una guerra psicológica, y del como se establecería una política global de tratamiento de la información con todas las fuerzas y agencias. Las experiencias demostraban una actitud pacifica del fenómeno y se consideraba que no existía un peligro para la población. Todo el mundo aceptaba alegremente su existencia y por lo tanto se debía establecer un cambio sustantivo para empezar a sacar las papas del fuego. La USAF sintió con más fuerza esa presión y debió silenciar y desacreditar a sus propios camaradas.
La CIA y los OVNIs
La CIA fue creada en 1947, y ya de Setiembre de aquel año data el primer informe OVNI que fue posible rescatar de sus archivos, en este caso trata sobre unas observaciones de fenómenos luminosos en Uzbekistán (URSS.). Esta y otras documentaciones fueron obtenidas mediante unas demandas judiciales que ufologos norteamericanos iniciaron a la CIA acogiéndose a la FOIA (Freedom of Information Act) o Ley sobre Libertad de Información que también cayeron sobre otras agencias de inteligencia americanas. En uno de los memorandos dirigidos al Director de la CIA por parte de su asistente científico, el ya nombrado Marshal Chadwell, se puede leer: ¨...algo está ocurriendo y debe tener nuestra atención inmediata. Los detalles de algunos de estos incidentes han sido discutidos por nosotros. El avistamiento de objetos inexplicados a grandes altitudes, viajando a altas velocidades en las cercanías de importantes instalaciones defensivas americanas son de tal naturaleza que no pueden ser atribuibles a fenómenos naturales o a vehículos de tipo conocido. ¨ Esto fue enviado en 1952, tiempo después se reuniría el Panel Robertson, convocado por la CIA. La acumulación de poder de esta central le permitía elaborar políticas propias y dar tratamiento particular a cada tema con o sin el consentimiento estricto del que ocupara la Casa Blanca. En una de las recomendaciones dadas a su Director puede leerse : ¨...el Director de la Central de Inteligencia sea facultado para iniciar, a través de los organismos adecuados, con o sin el gobierno, la investigación necesaria para solventar el problema de la inmediata identificación positiva de los OBJETOS VOLADORES NO IDENTIFICADOS¨. Ninguna otra agencia conseguiría sus ramificaciones, colaboradores, informantes y medios para una labor global, por lo que gran parte de la política de silencio ha correspondido a la CIA como responsable de las recomendaciones de sus comité internos, así como de la política implementada en el extranjero, ya sea de inteligencia como de presión. Orbitaban en ese tiempo los temores ante la amenaza soviética, pero, como vemos en una confirmación permanente en los informes de agencias y fuerzas castrenses, nadie sospechaba de los rusos como tripulantes de los Ovnis y crecía la presión no solo popular sino la de los más altos círculos de poder que veían en estos fenómenos grandes contradicciones y algunos pocos beneficios. Entre los últimos estaba la increíble posibilidad de obtener tecnología de estos objetos que las corporaciones de investigación y producción de tecnología veían como un fabuloso regalo cósmico y un excelente negocio. Quien obtuviera alguna ventaja de esos conocimientos podría superar a cualquier enemigo conocido y ganar la carrera armamentista con suma facilidad. Las redes de observadores, las recomendaciones sobre el tratamiento de la información, las recomendaciones sobre el rastreo y observación de estos fenómeno respondía en parte a la búsqueda de respuestas y en parte a la ocasión que pudiera presentarse de obtener alguna precisión o evidencia de sus medios tecnológicos. No olvidemos que abultados presupuestos se invertían en la investigación privada y experimentación de la industria bélica y espacial para garantizar la supremacía americana, como aún hoy sigue ocurriendo.
UNA POTENCIA EN EL CIELO
A ojo de buen cubero las reacciones de un poder global ante los Ovnis son hasta fáciles de ver. En todas las áreas presentan un problema. Militarmente son superiores, son incontenibles e imprevisibles. Si alguna vez se convierten en una amenaza son imparables. Sociológicamente el panorama empeora: no parecen dispuestos a un dialogo oficial reservado, no hay forma de entablar negociaciones porque tampoco hay forma de establecer contacto alguno que ¨ellos¨ no decidan unilateralmente. Y lo peor de todo es que si están desarrollando un plan de acercamiento no están privilegiando sino sus contactos con gente común. ¿ Sería conveniente para un modelo como el presente aceptar la intervención de una fuerza así ? ¿ que destino esperaría al poder si evolucionara un contacto entre civilizaciones donde no fuera posible nombrar o elegir a un interlocutor que negociara en nombre de esos intereses? La intervención de esa potencia se haría inmanejable y difícilmente el pueblo apoyaría una negativa a una relación por meros intereses políticos. Progresivamente, si esta fuerza es lo que parece, su sola presencia acabaría con las hipótesis de conflicto locales, y por lo tanto, como ejemplo, el mayor negocio del mundo, el de armamentos contaría sus horas de agonía ante la inutilidad de una resistencia armada del modelo.¿ Hay algún elemento de contención para detener este avance?... Si hay un intento de relación entre una cultura foránea y un pueblo es posible atacar al más débil y retrasar indefinidamente el contacto. Ese silencio impuesto desde entonces venía a cubrir grandes falencias y a dar tiempo. Tiempo para estudiar más de cerca el fenómeno secretamente sin la presión de la opinión pública. Tiempo para retrasar el progresivo interés de las masas y con ello una relación de conocimiento mutuo que derivara en contactos todavía más directos, generando desconfianza, prejuicios, temores, y todo lo que colaborara para deshacer la corriente de simpatía entre esos ingenios y la gente. Si esta fue la política real del poder tras las sombras no respondió a la actitud de la Fuerza Aérea Norteamericana ni de ninguna otra del mundo. Estas tuvieron que seguir la corriente impuesta. Los pilotos y sus cúpulas recibieron las bofetadas y se expusieron al ridículo por razones de estado, mientras en otros sectores el problema era estudiado de espaldas a la gente y con perfecta unidad de miras. No eran esas comisiones contradictorias, eran grupos perfectamente conformados con fines específicos de evaluación de todas las alternativas que el tema presentaba. La intervención de la CIA en el tema Ovni fue la globalización de su tratamiento en forma negativa, y por su puesto, terminaría incidiendo en las políticas militares de todo el bloque occidental. A ello debemos, además, buena parte de las corrientes místicas, las ideas más disparatadas sobre el fenómeno Ovni que ¨extrañamente¨ gozaron de amplia prensa y medios de difusión para contaminar, deformar y ridiculizar el tratamiento del tema ante la gente (abundaremos en ello más adelante).
SUDAMÉRICA CONVULSIONADA
La política exterior norteamericana trataba de garantizar la alineación de toda América latina mediante presiones diversas. Las cúpulas militares locales tenían una afinidad particular con occidente debido a que muchos de sus más altos rangos habían concluido sus entrenamientos en centros de formación castrense de EE.UU. e Inglaterra, y aunque algunos habían mostrado simpatía por Alemania durante la guerra, la Unión Soviética era el enemigo común a todos. La xenofobia política, como parte de la estrategia occidental, dio promisorios resultados en nuestro continente y sirvió para establecer la oleada de sublevaciones militares que asolaron las débiles democracias del hemisferio no bien entrados los 70´. En cuanto a las experiencias Ovni todo el cono sur también resultaba un hervidero pues la oleada mundial a partir de 1947 se había hecho particularmente intensa en Argentina y Chile. De este lado de occidente los militares también manifestaban una corriente de simpatía ante el fenómeno y tomaban muy seriamente el asunto como quedo demostrado en varias ocasiones, entre ellas el apoyo del Presidente Onganía a los militares que habían sido testigos del importante fenómeno de la Isla Decepción en 1965, tomada como una declaración de reconocimiento oficial ante los Ovnis. Algo similar había ocurrido en Brasil y la corriente llegaba a otros países de occidente mediante un interés manifiesto por los Ovnis. En los 60 el alineamiento no había tocado todavía el tema de los Ovnis para el cono sur, la actividad ufo se había hecho intensa en particular sobre los finales de la década en todo el orbe, pero dada la controversia de la USAF, conocida como un problema candente y difícil en todo el mundo, los militares locales trataron de ser prudentes y despegarse del asunto lo más posible. La Guerra Fría imponía otras urgencias y la inestabilidad social manifestada en el área a partir de los 70´ no dieron margen para otras cuestiones , aunque nos explayaremos in extenso sobre Argentina más adelante. Los alzamientos militares de los 70 fueron a la postre más cruentos y decisivos que sus antecesores, y había una clara diferencia: la intervención norteamericana, tal y como lo demuestra la historia, generadora de las corrientes golpistas en pos del alineamiento definitivo.
ANTECEDENTES DEL SUR
El 16 de Enero de 1958, quince minutos después del mediodía, el crucero de adiestramiento brasileño Almirante Saldanha estaba anclado aguas afuera del puerto de la Isla Trinidad, con 300 hombres de una tripulación que trabajaba en una serie de experiencias hidrográficas. En ese momento la tripulación descubrió un objeto muy brillante que se aproximaba a la isla. Aquel aparato planeó sobre uno de los picos de montaña, y poco después se alejaba a gran velocidad hacia el horizonte marino. El Sr. Barauna, que se encontraba entre la tripulación, logró sacar seis fotografías del Ovni. Se supo que mientras el objeto se acercó al navío, los motores del Saldanha fallaron, así cono toda la energía eléctrica y el compás que giró enloquecido, cambiando las frecuencias y esfumándose las señales de radio. A raíz de este incidente, el gobierno del Brasil, la Armada y los Servicios de Inteligencia, así como la mismísima embajada norteamericana cruzaron un sin fin de cartas, informes y comunicados. Así se supo que la población de la isla había podido observar en ese mismo período extraños objetos durante un lapso de cuatro días. Las oficiosas consultas del agregado militar, Capitán de Marina Sunderlan, pidió exhaustivos informes que le fueron entregados para que este redactara un informe a su gobierno que, lejos de contar los hechos tal cual son, estaban llenos de imprecisiones, opiniones personales y una falta de respeto proverbial hacia los militares del Brasil. Este deformado informe fue incluido en el BLUE BOOK y dado como falso. Sin embargo, entre idas y venidas y el conocimiento de la prensa brasileña sobre la Marina mediante las inquietudes del diputado Magalhaes, la fuerza presento una declaración donde la Marina no desconfía de la experiencia de la tripulación del Saldahna aunque no puede determinar la naturaleza de las imágenes de las fotografías que por otro lado considera autenticas, protegiendo la reputación de sus hombres y sus testimonios. Hechos como este dejan al descubierto el interés ¨militante¨ de los enviados y representantes de los Estados Unidos frente a contundentes casos OVNI, sobre todo aquellos que protagonizaban fuerzas castrenses en el extranjero. La censurable actitud del agregado americano, fuera de lo personal, mostraba una animosidad activa contra cualquier síntoma de veracidad y de evidencia del fenómeno, justamente en pleno auge de la intervención de la CIA. Ello, de por sí es ejemplo de un panorama menos visible para el ciudadano común pero más amplio respecto de la política para con los OVNI como parte de las relaciones exteriores del país del norte. Mucha de esta información local podía ser solicitada por canales reservados mediante agregados militares y diplomáticos, y por el mismo canal podían hacerse llegar sugerencias de toda índole sobre como encarar este problema. Tal vez su incidencia para finales de los 50 no era tan decidida, pero con el tiempo ganaría fuerza y autoridad. La inestabilidad política del sur impidió que los investigadores locales pudieran hacerse de documentos reclamados a las autoridades o apoyarse en testimonios comprometidos para ir más a lo profundo desarrollando sus propias tareas de inteligencia, simplemente porque la poca garantía jurídica existente y el espíritu autoritario de los gobiernos de facto tornaban peligrosas las indagatorias que rozaran entuertos diplomáticos y relaciones castrenses reservadas. Por lejos las naciones del sur fueron un territorio mucho más riesgoso para la adquisición de evidencias y documentaciones en este sentido, y a su vez inhibían cualquier compromiso y colaboración de terceros, por eso se produjo una notable desaceleración en el desarrollo de las tareas investigatibas y no se tiene mucha certeza de cuales fueron los acontecimientos que se desarrollaron en el ámbito gubernamental respecto de los Ovnis, pero hay pistas.
LAS EXPERIENCIAS CON Y SIN NOMBRE
En julio de 1965, desde la Secretaría de Marina se da a conocer un comunicado que en sus partes más importantes dice: ¨Desde el Destacamento Naval Decepción, en la Antártida Argentina, fue observado el día 3 de julio a las 19:40 un objeto volador de forma particular, aspecto sólido, coloración predominantemente roja y verde, por momentos de tonalidades amarillas, azules, verdes, anaranjadas y blancas. Fue registrado su desplazamiento en dirección general Este, por momentos cambiando a Oeste, a una altura de 45° sobre el horizonte, y a una altura aproximada de 10 a 15 kilómetros. Destaca el informe la ausencia de sonido y el haberse observado en el transcurso de sus evoluciones las variaciones de velocidad, así como el hecho de haber permanecido estacionario por momentos en el espacio.¨ Un siguiente comunicado en el boletín 172, la Secretaría de Marina manifiesta que desde el destacamento Naval Orcadas, en el mismo momento en que se producía el paso del objeto por aquel punto, dos variómetros en funcionamiento acusaron, para el momento del avistaje, perturbaciones al campo magnético, registrada en las cintas de esos aparatos. También desde la base chilena Pedro Aguirre Cerda, se obtuvieron diez tomas fotográficas del Ovni por parte del fotógrafo de la base. Diría el comandante de la posesión chilena, Mario Barrera: ¨ Fue algo real, un objeto que se desplazaba a velocidad asombrosa y causaba interferencias en los aparatos. Esta fue la segunda vez que observamos estos cuerpos celestes.¨ La presencia del OVNI en la Antártida fue observada por dieciséis especialistas de la base. Entre ellos el Teniente Daniel Perisse quien confirmó la aparición. Perisse comentó posteriormente que había recibido ciertas presiones para que cambiara su decisivo testimonio sobre lo ocurrido, hecho por el cual le garantizaban un rápido ascenso en su fuerza, sin embargo no lo hizo, y a lo largo de los años mostró un interés activo, desarrollando tareas investigatibas sobre resonantes casos locales, aunque, ciertamente debió pagar los costos de su valiente postura. Al igual que en el país del norte, la presencia continua de los Ovnis generaron entre los militares argentinos un gran interés. Según las declaraciones del por entonces jefe de informaciones de la Base Naval Puerto Belgrano, Capitán de Corbeta Luis Sánchez Moreno, ese interés se remonta al año 1952, aunque un grupo específico quedó constituido en 1962 como Comisión Permanente de Estudios del Fenómeno Ovni, conformada por los Capitanes Constantino Nuñez y Omar Roque Pagani, este último, custodio de las fundamentales cintas obtenidas en el caso antártico. En el seno de la Fuerza Aérea se decidió, en cambio que era el servicio de inteligencia del arma el que debía encargarse del asunto. Y es en Octubre de 1962 que una circular del Servicio de Informaciones de Aeronáutica, dirigida a los observatorios meteorológicos de todo el país, anunciaba la creación de una División Ovni con sede en Balcarce 226, donde se debía enviar toda la información. Lamentablemente casi la totalidad de las actuaciones de estas comisiones nunca fue conocida, si es que hubo algún trabajo continuo y con miras comprender el problema. Ninguna comisión se reúne aquí o en la China simplemente para acumular datos sino para dar un tratamiento especial a una preocupación como la presente. El Capitán Pagani, por lo menos en esos años, era partidario de mantener reservado todo lo concerniente a Ovnis y se esforzaba por explicar convencionalmente casos como el de la Antártida con argumentos que eran rebatibles con una investigación rigurosa. Por eso es de sospechar que algo del estigma norteamericano también condiciono las actividades de ambos emprendimientos. Sin embargo los investigadores locales conocen una abundante cantidad de casos relacionados o directamente protagonizados por militares argentinos, mucho de los cuales pueden encontrarse en los excelentes trabajos y libros publicados por los ovnílogos locales. Pero ellos son algunos de los muchos testimonios reales, experiencias que posiblemente jamás vean la luz dado que quienes las han vivido prefieren mantenerse en el anonimato debido a las sabidas presiones que podrían sufrir, directa o indirectamente. Muchos de esos caso involucran a pilotos militares y civiles con experiencias tan asombrosas que hielan la sangre. Hombres que prefieren mantener sus licencias y permisos de vuelo sin manchas en tanto no digan que han vivido ¨lo imposible¨. l | |
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